miércoles, 4 de marzo de 2015

EL ATRONADOR SILENCIO DE CERDÁ

El atronador silencio del ex consejero Cerdá es la prueba más evidente de que algo muy turbio rodea la gestión de Valcárcel en el caso Novo Carthago y de que, en realidad, nuestro eurodiputado además de indignado y enfadado está asustado. Puede que más por lo que pueda sufrir su hija  que por él mismo.  Rosario Valcárcel está citada a declarar por presunto cohecho a finales de mes aunque ya se verá. De momento el juez Abadía ha pedido al fiscal que informe si es competente para seguir con el caso tras la dimisión de Cerdá.
El silencio de Cerdá, un hombre locuaz y siempre atento con la prensa, y su ausencia en la jura del cargo de su sucesora al frente de la consejería, evidencian que  no quiere hablar porque, si lo hiciera, probablemente tendría que mentir para seguir protegiendo a Valcárcel y a los que urdieron su forzada dimisión para dejar sin aforados el caso Novo Carthago y que así bajara desde el TSJ hasta un juzgado de instrucción donde una imputación a Valcárcel se retrasaría años.

A primera vista el plan del comando "Salvar al sodado Valcárcel" no ha terminado de salir bien porque no contaron con el presidente autonómico Alberto Garre aunque intentan trasladar el mensaje de que Garre estaba al tanto del plan pero luego se echó atrás para exigir la candidatura a cambio de firmar de inmediato el decreto de cese de Cerdá. Será por eso que su amigo de uvas y cotillón, Vicente Martínez Pujalte anda diciendo ahora que "a Garre le mueve la ambición personal" y "está más preocupado por su candidatura que por los intereses de la región".

De Garre se pueden decir muchas cosas menos que le mueve la ambición personal. Veamos. Tiene 63 años. Está a un paso de la jubilación y si realmente le moviese la ambición personal le habría bastado con cerrar los ojos, decir amén a lo ordenado por Valcárcel y jubilación de oro al frente de la Asamblea Regional. Pero no. Alberto Garre ha optado por ser leal a los ciudadanos a los que representa y no servil a un partido en el que parece haberse declarado una guerra civil.

Es tan grave la situación que el diputado y portavoz del partido, Víctor Manuel Martínez -tropa del tandem Sánchez-Valcárcel- habría llegado a plantear en privado la posibilidad de hacer "un Collado " a Garre lo que significa plantarle a dos meses y medio de las elecciones una moción de censura. Motivo: no acatar las órdenes del PP o, mejor dicho, no acatar las órdenes del comandante en jefe Valcárcel como presidente del partido a quien, según Martínez y sus jóvenes amigos, Garre se debe por encima de todo. Por encima incluso de los ciudadanos de la región de Murcia a los que representa. Para algunos solo importa Valcárcel porque, recuerden, es quien hace las listas electorales y subrayan que "Garre debe acatar lo que él diga porque fue quien le puso en San Esteban".

Algunos han perdido tanto el norte en el PP -es lo que tiene el miedo a perder el sillón o no alcanzarlo nunca- que no les preocupa lo realmente CRUCIAL y es que pueden perder las elecciones autonómicas. Tampoco les importa que un juez del TSJ atribuya delitos tan graves como prevaricación y cohecho al presidente de su partido o que el fiscal jefe y un magistrado de la Sala del TSJ concluyan que los indicios de criminalidad contra Pedro Antonio Sánchez por las obras del auditoiro de Puerto Lumbreras son evidentes y, por tanto, más pronto que tarde puede volver a estar imputado si prospera el recurso de la Fiscalía contra el auto de la Sala que remite la querella a un juzgado de Lorca. 
Tampoco les inquieta ver en la portada de uno de los periódicos más importantes de la región al capitán del comando saliendo de la Fiscalía General del Estado justo cuando el Ministerio Público debía informar sobre si procedía o no la imputación de Valcárcel en Novo Carthago. Fuentes de la Fiscalía aseguran que  Vicente Martínez Pujalte no logró hablar con la fiscal general Consuelo Madrigal.  Cuentan que no le recibió y  que cuando se cansó  de hacer pasillo se marchó. Si finalmente consiguió entrevistarse con Madrigal es algo que nunca sabremos con certeza. Como nunca se sabrá si Valcárcel acudió a ese encuentro secreto. Valcárcel lo ha negado categóricamente. Lo que se confirma es que Vicente Martínez Pujalte es un personaje siniestro, oscuro y retorcido  que, en su día, no dudó en llamar al director general de un importante medio de comunicación para que ordenara a su periodista en Murcia que dejara de hacer comentarios y preguntas sobre el concurso de la televisión autonómica.

Tampoco parece que les quite el sueño que, al parecer, un fiscal en activo podría haber formado parte  del comando que  en la consejería de Economía fraguó la inesperada dimisión del consejero Cerdá.   Sería de tal gravedad que un fiscal en activo y ex consejero hubiese formado parte de ese equipo que asusta por no hablar de las consecuencias penales que de ese asesoramiento pudieran derivarse para esa persona.

Valcárcel asegura saber el porqué de todo lo que le está sucediendo, sugiere que el juez Abadía también conoce los motivos reales que le impulsan y advierte de que "algún día se conocerán".  No ha pasado de ahí en la rueda de prensa con la que ha pretendido limpiar su honor y el de su familia calificando de "relato novelado y carente de pruebas" el auto del juez. Es todo "rotundamtne falso. Tomen buena nota" ha repetido en varias ocasiones a los periodistas un Valcárcel especialmetne dolido por la imputación de su hija Rosario a quien el juez considera su testaferro.  "¿Testaferro mi hija. Mi hija testaferro? No señor juez, no. Mi hija no es mi testaferro y yo no he percibido ni un sólo céntimo de su boda" ha aseverado Valcárcel especialmente indignado cuando un periodista le ha preguntado si recordaba qué regalo de boda le hizo a su hija el promotor de Hansa Urbana, Rafael Galea.  Una cuestión que nadie aclara porque nadie lo recuerda lo cual no pasaría si la gente siguiera regalando la batidora, la plancha o la mantelería bordada.

Valcárcel, que niega una reunión en San Esteban con Hansa Urbana y que presionara a su gobierno para sacar adelante el proyecto urbanístico, está convencido de que todo obedece a una venganza personal del juez Abadía que años atrás quiso presidir el TSJ de Murcia y, por lo que dicen, no contó con el apoyo político del presidente. Para Valcárcel, por lo visto, lo de menos son los indicios evidentes de que SE PREVARICÓ y en pleno boom urbanístico se retorció la ley para permitir la urbanización de miles de viviendas en terrenos protegidos del Mar Menor pese a las advertencias de los grupos en la oposición y de las asociaciones ecologistas que siempre le han señalado como el máximo responsable.

Veremos a ver ahora si accede a declarar voluntariamente ante el juez que le ha dado un plazo de 30 días antes de elevar el caso al Supremo.  Dice que debe reflexionar.  Deberá sopesar si pasa la pena de las cámaras de televisión en Murcia donde tendría más impacto o lo retrasa y desplaza a Madrid donde la expectación mediática será menor a un paso de la campaña electoral.

Reito que el absoluto silencio de Cerdá es la prueba más evidente de que igual no todo es rodundamente falso. 

Pero como dice D. Mariano ¡¡¡Viva el vino. Y los chuches!!!















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